miércoles, 9 de septiembre de 2020

NOVENA A SAN JUDAS TADEO PARA CASOS MUY DIFÍCILES




Modo de hacer esta muy efectiva y milagrosa NOVENA: cada día se comienza rezando la ORACIÓN DE INICIO, con la petición y los rezos indicados; después se hace el día correspondiente, con la reflexión y el OREMOS, y por último se dicen las ORACIONES FINALES.


ORACIÓN DE INICIO 
(SE HACE TODOS LOS DÍAS) 

Glorioso apóstol, san Judas Tadeo, siervo fiel del Señor,  
por tus virtudes, tu fidelidad y gran corazón, 
por tu entrega, por tu abnegación y preferente amor al prójimo 
Cristo Jesús te concedió poder para obrar maravillas 
y así darnos tu auxilio tanto en lo espiritual como en lo material,
aún en los casos más difíciles y desesperados.

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Por ello te ruego seas mi amigo, mi abogado e intercesor 
y tengas a bien presentar al Señor la petición 
que haré con fe a lo largo de estos nueve días, 
y, si es de su agrado, por favor haz que logre la gracia 
que con humildad y confianza solicito de su misericordia. 

(ahora se pide la gracia que se desea obtener, 
se reza un Padrenuestro y un Gloria  
y después se hace la oración del día correspondiente). 

San Judas Tadeo, tú que habiendo recibido poder del Señor
concedes protección y amparo a tus devotos 
y obras en favor de ellos milagros y maravillas, 
recíbeme como uno más de tus fieles seguidores 
y haz posible que llegue a mí el favor que solicito. 
Por Cristo nuestro buen Pastor y Maestro, así sea. 

ORACIONES FINALES 
SE REZAN TODOS LOS DÍAS

Oh Señor Jesús, nuestro Maestro y Salvador, 
que llamaste a san Judas Tadeo para que te siguiera 
y él dejo todo y te sirvió con entrega hasta dar su vida por Ti  
dando valeroso testimonio de fe y de amor hacía Ti, 
te ruego te apiades de mí y te apresures a socorrerme, 
por la intercesión de tan glorioso santo te pido ayuda  
en mis adversidades, en mis problemas, qué, como bien sabes, 
afectan mi vida y me preocupan grandemente. 

Que tus bendiciones lleguen a mi familia y a mi hogar, 
que tu bondad e infinita misericordia sean mi asistencia  
y en breve pueda tener mis necesidades solucionadas, 
Amén. 

San Judas Tadeo, ruega por mí 
y por todos los que piden tu protección. 

Siempre milagroso san Judas Tadeo, Apóstol y mártir, 
haz que mis penas se vuelvan en gozo.

Glorioso san Judas Tadeo, siervo fiel del Señor, 
por amor de Jesús y María, escucha mi oración 
y protege a cuantos con fervor te invocan. 

Amén. 

ORACIÓN PARA EL PRIMER DÍA 
SAN JUDAS TADEO Y LA ORACIÓN 

Jesús enseñó a San Judas cómo rezar y cómo orar con una fe que puede trasladar montañas. Su oración fue inspirada por las palabras de Jesús: "Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá." (Lc 11:9-10). 
REFLEXIÓN: A veces pensamos que Dios nos ha abandonado o que nuestras oraciones no fueron escuchadas POR Él. San Judas, por el contrario, oraba con la confianza inculcada por la enseñanza de Jesús: "Fíjense como crecen las flores; no trabajan ni hilan. Sin embargo, ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como una de ellas. ¡Cuánto más Dios habrá de vestirlos a ustedes!... Por lo tanto, no andén afligido...Tu Padre ya sabe lo que necesitan. Pongan su atención en el reino de Dios, y recibirán también estas otras cosas." (Lc 12:22-31). 
Aunque no entendamos totalmente los caminos de Dios, nos ponemos en sus manos con mucha confianza, como Jesús mismo lo hizo. San Judas estuvo con Jesús la noche en que el Señor oró en el huerto. Allí, en su agonía de oración, Jesús enseñó a sus apóstoles cómo rezar: "Padre, si es posible, líbrame de este trago amargo, pero que no se haga lo que yo quiera sino lo que tú quieras." (Mt 26:39). 
REFLEXIÓN: Cuando somos insistentes pero confiados en nuestra oración, permitimos que nuestra oración transforme nuestras vidas. Abrimos nuestros corazones al espíritu de Dios, aceptando los desafíos que Dios nos envía y generosamente comprometiéndonos a imitar a Jesús. San Judas entendió las palabras del Señor: "No todos los que me dicen: 'Señor, Señor,' entrarán en el reino de Dios, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre." (Mt 7:21). 

OREMOS 

San Judas, por medio de oración alababas a Dios 
por las obras maravillosas de Jesús. 
Pediste a Dios la fuerza y ánimo 
para enfrentar los retos de tu apostolado. 
Pusiste tu confianza en la misericordia de Dios, 
creyendo firmemente que Dios te amaba 
que Dios entendía tus penas y alegrías, 
tus sueños y miedos, tus triunfos y fracasos. 
Comprendiste que nada es imposible para Dios. 
Te pedimos que ores por nosotros delante del Altísimo 
para que nos llene con su fuerza, 
entendamos su voluntad para nosotros, 
y con mucha confianza nos pongamos en sus manos amorosas. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA SEGUNDO 
CONOCER A SAN JUDAS TADEO COMO SANADOR PODEROSO 

San Judas Tadeo acompañó a Jesús por las aldeas de Israel y fue testigo de su poder de sanación. Tal vez el vio a Jesús curar a los diez leprosos, sanar a una mujer sufriendo hemorragias, resucitar a los muertos. Cuando el pobre ciego gritó, "¡Jesús, hijo de David! Ten compasión de mí," San Judas probablemente oyó a Jesús contestar: "Recobra tu vista. Tu fe te ha sanado." (Lc 18:39-42). 

San Judas fue uno de los discípulos a quienes Jesús "dio poder y autoridad... y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. " (Lc 9:1-2). Los envió de dos en dos, y ellos se quedaron admirados porque "Echaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos con una unción de aceite." (Mc 6:13). 

MEDITACIÓN PARA EL SEGUNDO DÍA: Tal vez dudamos que Dios quiera lo mejor para nosotros. Puede ser que a veces pensemos que nuestro sufrimiento o enfermedad es un "castigo de Dios" por nuestros pecados. Nos olvidamos como Jesús trabajaba incansablemente para sanar a los enfermos. Cuando Jesús curó al hombre que nació ciego, explicó, "Esta incapacidad no es por haber pecado él o sus padres, sino para que la obra de Dios se manifieste en él." (Jn 9:3) 

San Judas entendió que el deseo del Señor era sanar a la gente. Después de la ascensión de Jesús, San Judas y los otros apóstoles "salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, el cual confirmaba su mensaje con señales milagrosas que los acompañaban." (Mc 16:18) Las palabras de Jesús durante la última cena se cumplieron en San Judas: "Les aseguro que la persona que cree en mi hará también las obras que yo hago, y hará otras todavía más grandes." (Jn 12:14) 

OREMOS

San Judas Tadeo, apóstol y seguidor fiel del Maestro, 
tú fuiste testigo del poder sanador de nuestro Señor, Jesús. 
Tú viste su compasión por los enfermos y moribundos. 
Tú mismo tocaste a los enfermos que a Jesús acudían, 
compartiste con compasión los dolores de los afligidos, 
y animaste con dulce consuelo a los desconsolados. 

Tú recibiste la autoridad y el poder de Jesús 
para hacer maravillas, curar a los incurables, 
y restaurar a los incapacitados. 
Te pedimos que intercedas ante nuestro hermano, Jesús, 
para que envíe su gracia para sanar a los enfermos y afligidos, 
para levantar a los espíritus caídos, 
y para infundir esperanza a los corazones desesperados. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA TERCERO
SAN JUDAS PACIENTE ANTE EL SUFRIMIENTO 

Como los demás apóstoles, San Judas sufrió un martirio por su compromiso de llevar a cabo la misión de nuestro Señor, Jesucristo. Aceptó el reto de Jesús, "Si alguien quiere ser discípulo mío, que se olvide de sí mismo, cargue con su cruz cada día y que me siga." (Lc 9:23). 
San Judas compartió sus sufrimientos con el Señor. Le escuchó decir, "Vengan a mi todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo es fácil y la carga que les doy a llevar es liviana." (Mt 11:28-30). 
San Judas creía que sus sufrimientos estaban unidos a los de Jesucristo y, por eso, tenían valor redentor. San Pablo declaró, "Me alegro de lo que sufro por ustedes; porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta de los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo." (Col 1:24). 

MEDITACIÓN PARA EL TERCER DÍA: San Judas era humano. Sentía dolor como nosotros. Pero se acordaba del sufrimiento de Jesús, su sentido de abandono en la cruz cuando gritó, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27:46). Estas memorias le ayudaron a aguantar el dolor porque él sabía que sufría en comunión con el Señor. 
En nuestros sufrimientos reflexionamos sobre los de nuestro Salvador, Jesucristo. Le escupieron, fue azotado, coronado con espinas y clavado en la cruz donde se quedó colgado por tres horas. Tal vez el sufrimiento más doloroso que atravesó su corazón fue el rechazo de parte de los líderes del pueblo y el abandono por sus amigos. Sin embargo, Jesús se mantuvo fiel hasta el final cuando gritó, "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." (Lc 23:46) 

OREMOS 

San Judas, tú te mantuviste fiel al Señor hasta la muerte. 
Entregaste tu vida para que otros pudieran vivir. 
Aguantaste el dolor físico y el abandono espiritual. 
Pero, te alegraste por poder unir tus sufrimientos 
a los de nuestro Salvador Jesús, 
y así compartiste en la redención del mundo. 
Ahora te pedimos que intercedas con nuestro hermano, 
Jesucristo, para que nosotros también 
podamos ser fieles en nuestros sufrimientos. 
Ayúdanos a confiar en Dios y a no dudar de su poder. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA CUARTO 
SAN JUDAS TADEO LLENO DE JUSTICIA Y PAZ  

Al acompañar a Jesús y al escuchar su enseñanza, San Judas aprendió cómo luchar por la justicia y la paz. El oyó el sermón de la montaña cuando Jesús enseñó, "Bienaventurados son los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos e hijas de Dios....Bienaventurados ustedes cuando por cause mía los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo." (Mt 5:9, 11-12). 
San Judas escribió en su carta, "Les ruego que luchen por la fe que una vez fue entregada a los que pertenecen a Dios." (Judas 1:3). San Judas sí luchaba por todo lo que Jesús trató de establecer. Como Jesús, San Judas predicaba la buena nueva a los pobres, proclamó la libertad a los cautivos, restauró la vista a los ciegos, y liberó a los oprimidos. (Lc 4:18). 

REFLEXIÓN PARA EL CUARTO DÍA: veces resistimos el reto del Señor para luchar por el reino de justicia y paz. Tememos la crítica y el conflicto; buscamos la comodidad y la conveniencia. San Judas no fue así. Él trabajó por la justicia con mucho entusiasmo porque entendía que, sin justicia, no hay una paz verdadera. Por su compromiso al reino de justicia y paz, San Judas sufrió precisamente como Jesús había predicho, "Los odiarán a ustedes por causa mía." (Mt 10:22) Sin embargo, él disfrutó de la paz que Jesús prometió en la última cena, "Mi paz les dejo; mi paz les doy, pero no como dan la paz los del mundo." (Jn 14:27). 

OREMOS

San Judas, tú colmado de valentía y decisión
predicaste la Palabra de Dios en las situaciones más adversas. 
Como Jesús, tú defendiste a los pobres y oprimidos 
y desafiaste a los ricos y poderosos. 
Cuando te amenazaron con la muerte, 
no acudiste a la violencia o desesperación 
sino te acordaste de las palabras de Jesús 
sobre la paz, la justicia y el perdón. 

Escucha nuestra oración por la paz y justicia en el mundo. 
Pide al Señor que nos dé la valentía para defender lo correcto. 
Ora para que seamos constructores efectivos de la paz como tú, 
especialmente donde hay guerra y opresión, 
en nuestras comunidades donde hay violencia y conflicto, 
y en nuestras familias donde hay discusiones y peleas. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA QUINTO 
SAN JUDAS TADEO COMO SERVIDOR DEL PUEBLO 

San Judas tenía el privilegio de acompañar a Jesús diariamente. Aprendía del Señor cómo Dios nos ama y cómo debemos amarnos unas personas a otras.
A veces queremos que otros nos sirvan, que hagan lo que nosotros queremos y que atiendan a nuestras necesidades. Como San Judas, debemos aprender de Jesús quien dijo, "La persona entre ustedes que quiera ser grande, deberá servir a los demás; y la persona que quiera ser el primero, deberá ser su esclavo, como el hijo del pueblo que no vino para ser servido sino para servir y para dar su vida como precio por la libertad de muchos." (Mt 20:26-28). 

En la última cena Jesús mostró a San Judas y a los otros apóstoles cómo deberían servir. Les lavó los pies y luego dijo, "Yo les he dado un ejemplo para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho." (Jn 13:15). 
San Judas no buscaba un premio por hacer el bien. Más bien, vivía lo que Cristo enseñó: "Cuando ya hayan cumplido todo lo que Dios les manda, deberán decir: 'Somos servidores que no hacíamos falta, porque no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.” (Lc 17:10). 

San Judas cumplió los mandamientos señalados por Jesús como los más importantes: amar a Dios con todo su corazón, toda su alma, y toda su mente, y a su prójimo como a si mismo (Mt 22:27-40). 
REFLEXIÓN PARA EL QUINTO DÍA: Jesús quiere que nos amemos como él nos ama: "Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes unas personas a otras. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son mis discípulos." (Jn 13:34-35) 

OREMOS 

San Judas, glorioso servidor de Dios y las gentes, 
aunque fuiste elegido por Jesús como uno de los apóstoles, 
aprendiste a no ser orgulloso, a no ser altanero
ni buscar honores o los lugares más altos. 

Al contrario, te humillaste en el servicio a los hombres. 
Pedimos que nos ayudes a servir con un corazón más generoso 
y sacrificar nuestro propio interés por el bien de otros. 
Intercede por nosotros con nuestro Cristo crucificado, 
quien se humilló en la cruz, quien sacrificó su vida 
para que tengamos vida nosotros. 
Que lo imitemos con una vida de servicio a los demás, 
una vida dedicada y desinteresada. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA SEXTO 
SAN JUDAS TADEO EJEMPLO DE CONCILIADOR 

Aunque fue un apóstol, San Judas era humano como todos nosotros, y el perdón no le vino fácilmente. Pero, él aprendió de su Maestro, nuestro Señor, cómo perdonar. Probablemente fue sorprendido al escuchar a Jesús decir, "Amen a sus enemigos y recen por quienes los persiguen," para que "sean perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto." (Mt 5:44, 48). 

Como San Pablo, San Judas predicaba que no debemos dejar que el sol se ponga sobre nuestra ira. (Ef 4:26) Y si tenemos algo en contra de alguien, tenemos que reconciliarnos con esa persona antes de presentar nuestra ofrenda en el altar. (Mt 5:23-24). 

REFLEXIÓN PARA EL SEXTO DÍA: ¿Perdonamos a las personas que nos han ofendido? ¿Y cuántas veces debemos perdonarlos? Cuando Pedro hizo a Jesús esa pregunta, quizás San Judas oyó su respuesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete." (Mt 18:22). 

Cuando Jesús enseñaba a San Judas y a los otros apóstoles como orar, explicó, "Si perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes." (Mt 6:14) Por esta razón rezamos con las palabras que Jesús nos enseñó, "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden." 

OREMOS 

San Judas, apóstol de la misericordia y reconciliación, 
ayúdanos a perdonarnos unos a otros. 
Tú comprendes la profundidad de la compasión de Dios 
y nuestra resistencia a perdonar. 
Tú aprendiste de Jesús, el hijo de Dios, 
cómo saber perdonar y ser misericordioso. 

Él te enseñó cómo perdonar a los que le persiguieron 
le insultaron, cruelmente le azotaron y le dieron la muerte. 
Intercede por nosotros delante de nuestro Dios compasivo 
para que podamos perdonar con arrepentimiento
a las personas que nos han ofendido. 
Ayúdanos a quitar todo vestigio de odio, 
amargura o rencor de nuestro corazón. 
Que tengamos la fuerza de perdonar como Dios nos perdona. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA SÉPTIMO 
SAN JUDAS TADEO PREDICADOR 
DE LA BUENA NUEVA DEL REINO DE DIOS

Jesús entrenó a San Judas y envió a él y a los demás a las aldeas lejanas para predicar la Buena Nueva y para trabajar por el reino de Dios. Después de la ascensión de Cristo, San Judas se dedicó a continuar la obra del Señor y se acordó de su mandato, "Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y sepan que yo siempre estaré con ustedes hasta el fin del mundo." (Mt 28:19-20). 
Reflexión para el séptimo día: A veces pensamos que no estamos llamados ni enviados; erróneamente pensamos que no tenemos nada que ofrecer al mundo o que nos falta conocimiento o poder suficiente para cambiar las cosas. Nos olvidamos que por el bautizo recibimos una luz y fuimos comisionados igualmente como San Judas, "Ustedes son la sal de la sierra.... la luz del mundo .... Procuren que su luz brille delante de la gente para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo." (Mt 5:13-16). 

San Judas sabía cómo llevar la Buena Nueva de Jesús a otros. Aprendió del Señor que cuando demos de comer a los hambrientos o beber a los que tienen sed o vestimos a los desnudos o visitamos a los enfermos o encarcelados, estamos haciéndolo a Jesús. (Mt 25:31-46). 

Valientemente San Judas anunciaba la Buena Nueva del amor de Dios y con entusiasmo predicaba la venida del reino de justicia, paz y amor. Recordaba las palabras de Jesús en la última cena: "En el mundo, ustedes habrán de sufrir, pero tengan valor; yo he vencido al mundo." (Jn 16:33). 

OREMOS 

San Judas, tú dejaste tu casa, tu familia, tus ocupaciones,  
y viajaste lejos para llevar la Buena Nueva 
del amor de Dios a todas las naciones. 

Predicaste con entusiasmo todo lo que habías aprendido 
de las palabras y obras del Señor Jesús. 
Tú valientemente enfrentaste la crítica, 
el rechazo y al final el martirio. 

Pide al Señor que envíe al Espíritu Santo 
para que podamos ser fieles mensajeros del amor, 
del perdón, de la caridad y la justicia de Dios 
a este mundo tan egoísta, violento e injusto. 
Ayúdanos a ser la sal de la tierra y la luz del mundo 
por la manera caritativa y compasiva 
que hablamos, convivimos y tratamos a los demás. 
Amén. 

ORACIÓN PARA EL DÍA OCTAVO 
SAN JUDAS TADEO PODEROSO ABOGADO E INTERCESOR
EN LOS CASOS DIFÍCILES Y DESESPERADOS  

San Judas fue más que un seguidor de Jesús; era su primo y amigo. Su estrecha relación con el Señor no solamente cambió su vida, sino que lo convirtió en un abogado fuerte para nosotros. De Jesús llegó a comprender la profundidad de la compasión y la fuerza del poder infinito de Dios. Aprendió a no dudar de la sabiduría de Dios ni desconfiar de la misericordia divina. 

San Judas entendía que todos queremos estar cerca de Jesús, ser su amigo, sentir el calor de su amor, y experimentar su poder de curación. San Judas escuchó a Jesús decir, "Yo les llamo mis amigos porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre." (Jn 15:15-16). 
REFLEXIÓN PARA EL OCTAVO DÍA: A veces nos desesperamos del amor de Dios o por lo menos dudamos que Dios nos oiga. Nos preguntamos: ¿Por qué me va mal? ¿Dónde está el Señor cuando lo necesito? 
Venimos a San Judas porque creemos que él es un hombre de compasión quien entiende que nada es imposible para Dios. Creyó lo que Jesús le había dicho en la última cena, "Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré." (Jn 14:14) El oyó a Jesús decir, "...nada es imposible para Dios." (Mc 10:27) 

OREMOS 

San Judas, tú eres el primo hermano y amigo de Jesús. 
Al acompañarle en sus viajes y verlo curar a los enfermos, 
aprendiste a sentir su compasión infinita 
y, sobre todo, a experimentar su gracia salvadora. 
Tú creíste que Él tiene las palabras de la vida eterna 
y el poder sobre toda enfermedad y la muerte. 

Intercede por nosotros ahora que tanto lo necesitamos
para que sintamos el cariño de su amistad, 
el calor de su presencia, y el poder sanador de su espíritu. 
Ya que nada es imposible para nuestro Dios, 
pidamos que él nos libre de toda clase de peligro y mal, 
que nos cure de toda enfermedad del cuerpo y del alma. 
Amén.

ORACIÓN PARA EL DÍA NOVENO
SAN JUDAS TADEO FUNDADOR DE LA IGLESIA 

Como uno de los doce apóstoles, San Judas es un fundador de la Iglesia de Jesucristo. Dondequiera que San Judas viajara, trató de organizar comunidades en las cuales "todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían...repartían sus bienes de acuerdo a lo que cada uno necesitaba. Acudían al templo con mucho entusiasmo y con un mismo espíritu y compartían el pan en sus casas, comiendo con alegría y sencillez." (Hechos 2:44-46). 

San Judas creía en la unidad e igualdad en la Iglesia. Como San Pablo, entendía que "todos somos partes del Cuerpo de Cristo." (1 Cor 12:27). Porque todos somos iguales en Cristo, San Judas profesó con San Pablo que "Ya no hay diferencia entre judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque unidos a Cristo Jesús, todos somos uno solo." (Gal 3:28). 
Jesús prometió a los apóstoles enviar a su Espíritu, el Abogado, "para introducirlos a la verdad total." (Jn 16:13). En Pentecostés, recibieron al Espíritu "como un viento fuerte del cielo, "comenzaron a hablar en lenguas y realizar maravillas de curación. (Hechos 2:24). Ellos vencieron su miedo y predicaron con sabiduría y fuerza. 
REFLEXIÓN PARA EL NOVENO DÍA: El Señor nos llama a todos para ser miembros activos de nuestras comunidades parroquiales, compartiendo nuestros dones y poniendo nuestros talentos al servicio de los demás. Debemos superar nuestro miedo y egoísmo para reforzar el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Jesús deseaba mucho que todos fuéramos uno como él y su Padre son uno. Que trabajemos todos por la unidad e igualdad entre todos los creyentes en Jesucristo.

OREMOS 

San Judas, tú viajaste lejos, recorriste muchos caminos,  
para llevar la Buena Nueva de Jesucristo a todas las naciones. 
Tú reuniste a la gente en comunidades de fe 
para que pudieran vivir el evangelio del Señor, 
compartiendo sus vidas, sus ideales y recursos, 
uniendo sus corazones y mentes en Cristo. 

Tú reconociste la dignidad de todos, la diversidad de dones, 
y la igualdad entre todos los hijos e hijas de Dios. 

Intercede con el Señor para que envíe a su Espíritu 
a cada uno de nosotros y a nuestros líderes de la iglesia 
para que podamos forjar una unidad e igualdad 
entre tanta división y discriminación. 
Ayúdanos a vencer nuestro miedo o egoísmo 
para poner nuestros dones al servicio 
de nuestras hermanas y hermanos en nuestras parroquias. 
Así sea. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

FELICIDADES EN TU DIA SAN JUDITAS, GRACIAS POR TU AYUDA Y PROTECCION, POR TODOS LOS FAVORES RESIBIDOS, MIL GRACIAS, BENDITO SEAS.

Maria dijo...

San Judas espero mi bendición q me vas a dar en el día de hoy
No te olvides de mi y gracias por tan bonita oraciones de fuerzas para el alma amén

Unknown dijo...

San Judas habré todo los caminos para la abundancia y cubrenos con tu mando sagrado

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