Oh Madre Celestial, Tesorera de las riquezas de Dios,
nuestra señora del Buen Remedio,
con tu corazón rebosando de compasión
hacia el más desesperado;
Virgen del Buen Remedio verdadera fuente de ayuda
y muy eficaz remedio de nuestras vidas,
en los días oscuros y sin esperanza
tu siempre nos acompañas, nos rodeas con afecto
y nos recuerdas que no estamos solos
en nuestras muchas inquietudes y aflicciones,
en nuestras muchas inquietudes y aflicciones,
en nuestras necesidades y problemas.
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