En completa paz me acuesto y me duermo,
porque tú, Señor, me haces vivir tranquilo.
(Salmo 4:8).
Yo me acuesto, y me duermo,
y vuelvo a despertar,
y vuelvo a despertar,
porque tú vigilas mi sueño.
(Salmo 3:5)
¡Oh bendita Sangre de Jesucristo!, Sangre inmaculada, humana y divina, lávame, límpiame, perdóname, lléname de tu presencia; Sangre ...