Gloriosísimos mártires Cosme y Damián,
que apenas consumado vuestro sacrificio
con la decapitación de vuestras cabezas
con que quiso el Señor solicitar
vuestra coronación allá en el Cielo,
visteis, que al invocar vuestros nombres,
y por la veneración de vuestras reliquias,
se multiplicaban los portentosos milagros.
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