Oh
Santísima Virgen María,
Madre de Dios y Madre nuestra,
te saludamos y veneramos como Señora y Reina
de
la Preciosísima Sangre de Jesús,
y te pedimos que rocíes
nuestras almas y cuerpos con ella
para
vencer las asechanzas del demonio
y
andar siempre con celo santo el camino de la virtud;
para
aumentar la gracia y los siete dones del Espíritu Santo,
para
aumentar la humildad, paciencia y resignación
a la voluntad de Dios,
a la voluntad de Dios,
para
ayuda y consuelo de los afligidos y angustiados,
para
sanación y fortaleza de enfermos
para ayuda de los oprimidos por las necesidades,
para ser liberado de toda influencia del mal
para proteger todo mi ser de peligros, enemigos
y de toda mala persona que mi mal desee,
y de toda mala persona que mi mal desee,
y
por la liberación de las almas del purgatorio