¡Oh mi buen Jesús
misericordioso, ten piedad!,
¡oh mi dulce y bondadoso Jesús, ten piedad!,
oh Jesús, fuente de unidad y paz, ruega por nosotros;
Señor de los Espíritus Celestiales y Juez del mundo:
bendito seas porque siempre piensas en nosotros
y encuentras la forma para hacernos llegar tus beneficios;
sabemos que cada
oración que te dirigimos es escuchada
y nos abre la
puerta de la comunicación
entre el Cielo y la tierra, entre Dios y sus hijos.