¡Oh, glorioso san Cipriano!, conocido por tu poder y bien hacer,
ven a mí y fortaléceme en estos difíciles momentos,
ven a mí y fortaléceme en estos difíciles momentos,
tú que fuiste defensor contra todo maleficio
tanto de hombres como de espíritus diabólicos,
aleja de mi persona y hogar lo que no es bueno,
tu que fuiste vencedor de serpientes y animales venenosos
y supiste deshacer cualquier hechizo y hechicería,
dame refugio y defiéndeme, líbrame, protégeme
de todo mal, magia, maldad y enemigo.
dame refugio y defiéndeme, líbrame, protégeme
de todo mal, magia, maldad y enemigo.