¡Oh bendito san Vicente Ferrer,
hombre
de corazón grande y generoso
que
mereciste que tu alma fuese adornada y enriquecida
con
todas las virtudes y dones del Espíritu Santo;
grandemente amado
de Dios y de los hombres
que con
tus oraciones, penitencias, palabras y ejemplo
llevaste
consuelo a las almas, a los cuerpos y vidas de las gentes,
y
con la autoridad y con el poder de hacer milagros
que
el Padre Dios Eterno tuvo a bien otorgarte,
aliviaste
sus aflicciones, sus dificultades y carencias,
recibe
en esta ocasión mis sinceros ruegos
y
ayúdame a conseguir lo que solicito en esta oración,
que me es tan necesario para librarme de angustias y penas.
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